Imagina que, después de siglos de avances científicos, hemos llegado al hallazgo definitivo: ¡podemos revivir a los muertos! Sí, lo has leído bien. No estamos hablando de zombies ni de monstruos tipo Frankenstein, sino de devolverle la vida, la chispa y toda la salsa a las personas tal como las conocimos. ¿Can’t believe it? Pues, agárrate de la silla porque lo que viene te va a dejar pensando.
¿Cómo llegamos aquí?
La comunidad científica finalmente desentrañó un misterio biológico que, hasta hace poco, parecía más complicado que el cubo de Rubik y contratarse a Elon Musk. Con la colaboración de expertos en biotecnología, un poco de magia (bueno… volvamos a eso más adelante) y mucha testarudez, se logró una técnica llamada «Reviv resurrection», que, básicamente, utiliza una serie de impulsos bioeléctricos súper avanzados. Nada de rayos y tormentas aterradoras, sino ondas controladas de energía vital que, combinadas con una exclusiva piedra mágica encontrada en una cueva al norte de Mordor, hacen el truco.
La vida… ¿y ahora qué?
Con esta increíble solución en nuestras manos, surge la pregunta del millón: ¿qué hacemos ahora? ¿Es prudente casarse con un difunto resurrecto? ¿Y si revivimos a Shakespeare y resulta que odia a DiCaprio? Las posibilidades son infinitas pero, lenta ahí, analicemos algunos posibles escenarios. Podría ser la solución a millones de casos sin resolver, permitiendo a las víctimas contar sus historias en primera persona. Ojo Inspector Gadget, te toca cambiar de oficio.
¿Los revividos tienen derechos?
Aquí nos adentramos en un terreno complicado. Si alguien ha vuelto de la muerte, ¿tiene los mismos derechos que cuando vivía? ¿Un certificado de defunción anulado le otorga una segunda partida de nacimiento? Estaremos armando a los abogados con más material que las sagas interminables de películas de superhéroes. Además, imagínate la fila de espera en el registro civil para actualizar el estado civil en Facebook. Un caos controlado para las redes sociales.
El dilema moral y ético
No podemos hacer la vista gorda ante las preguntas morales y éticas que se plantean. La muerte ha sido, a lo largo de la historia, una parte intrínseca de la vida. Para muchos, es el gran igualador, el destino final que nos pone a todos al mismo nivel. Sin embargo, si podemos eludir este destino, ¿debemos hacerlo? ¿Podría esto afectar el círculo natural de la vida y la muerte tal como lo conocemos?
La economía de los revividos
Llamada Retrolley según los expertos, esta nueva rama económica implicaría desde puestos de trabajo especializados en necrostética, hasta clubes VIP para los devueltos. Aunque nos guste la idea de sentarnos en un café con Einstein discutiendo el último episodio de un reality, también debemos considerar los costos laborales, ambientales y los infinitos afters de la socialité de quienes regresaron.
En conclusión, aunque revivir a los muertos parece un plan sacado del mejor guion de sci-fi de nuestro tiempo, trae consigo más preguntas que respuestas. Pero, ¿y si? Eso es lo entretenido de imaginar. ¿Tú qué piensas? Deja tu opinión en los comentarios y, si te ha gustado este caos controlado de especulaciones, ¡comparte este post con tus amigos! Seguro se quedan pensando. 😉