Imagínate que un buen día, te levantas, te lavas la cara y el mundo entero está alborotado porque, mágicamente (o científicamente, porque, quién sabe), alguien descubrió cómo convertir toda el agua del planeta en energía pura. Así como lo oyes, cada gota de agua estaría lista para alimentar todo tipo de aparatos chulos y, quizá, hasta darnos en la torre con un desastre gigantesco. Pero, ¿qué pasaría realmente si este escenario se hiciera realidad?
La magia detrás de convertir agua en energía
Para empezar, hablemos de lo plausible que suena. ¿Sería posible que, mediante alguna tecnología loca aún por descubrir, el H2O se transformara en energía? Bueno, el agua está compuesta por hidrógeno y oxígeno, dos elementos que por separado ya tienen sus propios superpoderes energéticos. **El hidrógeno es conocido por ser una fuente de energía limpia y potente**, utilizado incluso en cohetes espaciales. Suena impresionante, ¿verdad?
Ahora imagina que un grupo de científicos, en una mezcla de ámbito universitario y laboratorio futurista, logran desarrollar un proceso que separa los átomos de hidrógeno y oxígeno de forma ultraeficiente, liberando una cantidad abrumadora de energía. Algo así como cuando pides pizza y te regalan postre. Parecería el inicio de una era dorada de recursos infinitos.
El lado brillante del experimento
Si el agua del planeta se pudiera convertir en energía pura, las repercusiones positivas podrían ser innumerables. Para los starters, cuando estés a tope con tu serie favorita, **podrías olvidarte de los apagones**. La disponibilidad de energía limpia y prácticamente infinita podría acabar con los problemas de energía del mundo. Adiós combustibles fósiles, adiós contaminación indiscriminada (y hola a un mundo más verde).
Además, podríamos cargar nuestros coches eléctricos, teléfonos móviles y hasta los gigantescos robots que seguro ya tendríamos de vecinos, con tan solo un vaso de agua. ¡Imagínate llenar el tanque con agua del grifo y darte un paseo en tu auto sin gastar un solo euro!
El lado oscuro de vivir sin agua
Pero claro, no todo brilla como el sol en verano. Lo primero que vendría a la mente sería: **¿qué hacemos sin agua?** Después de todo, somos criaturas dominadas por el agua. La usamos para todo: beberla, cocinar, ducharnos, y hasta lavar al perro cuando decide hacer esa travesura que nos llena la casa de barro (maldito Fido).
Bruce Willis no vendría a salvarnos del calor que nos cocinaría al carecer de agua que regule la temperatura del planeta. Sin agua, simplemente no habría vida. Si bien la energía es importante, el costo de convertir el agua en pura energía podría ser simplemente el fin de nosotros. Porque, ¿de qué sirve vivir sin recursos y sin el más elemental de los líquidos para subsistir?
Y entonces, ¿qué?
Visto así, nos enfrentaríamos a un dilema importante. La conversión de agua en energía podría, teóricamente, hacernos avanzar como civilización de formas antes inimaginables. Sin embargo, también nos llevaría a un punto crítico donde tendríamos que elegir entre el progreso tecnológico y nuestra propia supervivencia, cual película de ciencia ficción, pero sin gafas 3D ni refrescos enormes.
Así que, la próxima vez que llenes tu vaso con agua y lo lleves a los labios, considéralo como una forma mística y poderosa que, por ahora, es preferible mantener en su transparente e hidratante estado original.
No te olvides de compartir este post si también estás flipando con la idea y deja un comentario con tus pensamientos. ¿Qué más crees que pasaría en un mundo donde el agua es energía pura? ¡Nos encantaría saber tu opinión!