¿Qué pasaría si hubieses estado vivo 200 millones de años atrás?

¿Qué pasaría si hubieses estado vivo 200 millones de años atrás?

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Imagínate esto: te subes a tu máquina del tiempo (porque claro, ¿quién no tiene una?) y pones rumbo a 200 millones de años atrás, un lapso temporal en el que el WiFi no solo no existía, sino que el concepto de homo sapiens ni siquiera estaba en la esquina. Bienvenido al Período Jurásico: tierra de dinosaurios gigantes, flora exuberante y paisajes tan vírgenes que ni el más experto de los influencers podría resistirse a tomarse una selfie… si hubiera tenido un teléfono, claro está.

¿Qué te encontrarías al llegar?

Al salir de tu máquina, lo primero que notas es que el aire es increíblemente puro, tanto que hasta podría darle celos al aire fresco que venden en latas hoy en día. La vegetación es un espectáculo verde y exuberante; estamos hablando de helechos tan altos como edificios y coníferas imponentes. Es casi como si todo el planeta hubiera asistido a una rave botánica masiva.

Entonces, de repente oyes un estruendo. Una sombra pasa elevándose sobre ti y te das cuenta de que acabas de tener un encuentro cercano con un Pterodáctilo, ese que probablemente imaginarías como un pájaro en esteroides. Nada más pisar el suelo, te das cuenta de que tienes que prepararte para una experiencia visual más rica que la de cualquier documental de David Attenborough.

La fauna: muy entretenida (y posiblemente letal)

Si te creías en la cima de la cadena alimenticia, piénsalo otra vez. Aquí los reales jefes son bestias colosales como el temido Tyrannosaurus rex o el elegante pero letal Velociraptor. No hay suficientes emojis de miedo para expresar lo que sentirías. Estos chicos son el equivalente jurásico de los protectores de discoteca: enormes y muy poco indulgentes con extraños.

Por supuesto, no todo en este mundo de gigantes es un juego de supervivencia. También está la fauna menos amenazante, pero no menos fascinante, como los Brachiosaurios, que serían el equivalente a las jirafas XXL, comiendo hojas a las que ningún otro bicho puede llegar. ¡Y no olvidemos al pequeño pero entrañable Compsognathus! Es como un mini dino que perfectamente podrías haber adoptado como mascota si las reglas del tiempo y espacio no se interpusieran.

¿Y los alimentos? ¿Qué ibas a cenar?

Olvida el sushi, las hamburguesas o cualquier otro antojo moderno. En el Jurásico, el menú se compone principalmente de lo que puedas recoger o cazar, y teniendo en cuenta la competencia… buena suerte con eso. Tal vez podrías rebuscar entre árboles frutales prehistóricos, siempre y cuando no haya un dinosaurio en la cola antes que tú.

La adaptación sería clave

Para sobrevivir en este mundo, tendrías que sacar todo tu instinto de supervivencia. La frase «adaptarse o morir» nunca fue más literal. Ropa hecha de pieles improvisadas, un refugio más seguro que el de Los Picapiedra y una movilidad digna de un gángster de los años 20 serían necesarias. Y, por supuesto, adquirir habilidades de comunicación animal, porque aquí «¿dónde está el baño?» podría sonar más como «grrrrrrrrrrr» o «rawrrrrrr».

Reflexión final: Una experiencia inolvidable

Así que, si alguna vez te sientes agobiado por el presente, recuerda que al menos no estás huyendo de dinosaurios gigantes. El ejercicio mental es divertido, pero probablemente más seguro (y cómodo) desde el sofá de tu sala. Si te gustó este alocado viaje en el tiempo, compártelo con tus amigos y déjanos un comentario sobre cómo crees que serías en ese mundo prehistórico. ¿Qué papel desempeñarías en esta aventura jurásica? ¡Queremos saberlo!


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