Imagina un mundo donde, de repente, las palabras que conocemos son reemplazadas por notas musicales. Un día cualquiera, te despiertas tarareando y confirmas lo que habías estado sospechando: ¡la música se ha convertido en el lenguaje universal! Esta peculiaridad no es producto de algo cósmico ni de una alineación de planetas, sino de un invento revolucionario que se les ocurrió a esos científicos locos, pero geniales, que mezclaron la inteligencia artificial con los instrumentos musicales. Y ahora, queridos lectores, nos enfrentamos a un idioma donde Beethoven y Shakira son los nuevos Shakespeare y Cervantes.
¡Comunicándonos al estilo sinfonía!
Pensarás: ¿no sería todo un lío entendernos con sonatas y ritmos? Pues sí, pero también ¡imaginemos la diversión! Las personas ya no discutirían en la cola del mercado. Ahora, ‘desafinarían’ sus diferencias al compás de un reggaetón o de un jazz alocado, dependiendo de su estilo favorito. Así, los problemas mundanos se resolverían con un simple compás en lugar de un grito desaforado. ¡Imagínatelo!
Por otro lado, las clases de historia en el colegio se transformarían en recitales épicos, donde el profe te explique la Primera Guerra Mundial mediante una ópera trágica, o cómo se descubrió América con un alegre calipso. Los recreos se aprovecharían para ensayar para el examen de ‘conversación en clave de sol’. ¿Y las Matemáticas? Bueno… esas seguirán siendo un misterio tanto en notas como en números.
La diplomacia ahora es un concierto
Los líderes mundiales tendrían una nueva tarea: aprender a tocar algún instrumento para poder comunicarse con sus colegas internacionales. En vez de ‘cumbres’, organizarían festivales musicales donde las guitarras eléctricas y las baterías dictarían los tratados de paz. Las charlas de sobremesa en las reuniones de la ONU serían verdaderamente inolvidables, cada discurso una maravilla auditiva. Y el himno nacional de cada país, renovado para que la orquesta mundial los interprete en conjunto. ¡Oh, capitán, mi capitán, qué melodía tocarás su Excelencia!
Riesgos y desafíos: ¿unificar o desafinar?
Con toda esta armonía, surge el riesgo de que el lenguaje musical pierda su esencia y, por tanto, se acabe unificando tanto que todo suene igual. Imagine, por ejemplo, que Adele y Drake comiencen a sonar como Pitbull (¡nooooo!). O que todos los géneros se amalgamen al punto de que no exista la diversidad musical. Es precisamente este punto donde la habilidad del intérprete juega un rol fundamental: mantener viva la identidad cultural a través de la música.
Pero, tampoco hay que preocuparse tanto. A lo mejor, aquel que no encuentre las notas adecuadas para expresarse podría acudir a una melodía pregrabada. Llamémosle… «Google Traductor Sinfónico». Porque, si algo nos ha enseñado la música es que siempre hay una solución creativa al problema.
Y tú, ¿qué canción elegirías para empezar el día?
Todo esto nos lleva a la pregunta final: si la música se convirtiera en el idioma universal, ¿qué canción elegirías para decir «buenos días»? Quizás la cumbia, el rap o nada mejor que un suave jazz para tener un despertar tranquilo. La elección es poderosa e importante, pues marcará el tono de tus interacciones. Desde una broma al ritmo de una samba, hasta una confesión de amor en el más puro estilo rockero.
Así que, querido lector, dile adiós a las palabras tal como las conoces y prepárate para afinar tus vocales. Y, si has llegado hasta aquí, te dejo esta invitación melódica: comparte esa canción que habrías utilizado para contarle al mundo este post. ¡No olvides comentar qué música define tu día! 🎶