Imagínate por un momento que tienes en tus manos un control remoto como el de una película de ciencia ficción, pero en lugar de controlar el televisor, tiene un botón especial que dice «Elegir fecha de expiración». Estamos hablando de poder decidir cuándo y cómo morir, pero no te preocupes, todo en un ambiente de lo más humorístico. Antes de que tu mente divague demasiado sobre distopías y mundos post-apocalípticos, dejemos volar la imaginación con esta pregunta: ¿Qué pasaría si los humanos pudieran elegir cuándo morir?
La Elección Final: ¿Una Broma del Destino?
Primero, pensemos en la logística de semejante opción. Supongamos que al cumplir los 18 años de edad, en lugar de recibir un simple DNI, también te otorgan una tarjeta mágica con el poder de decidir tu fecha de muerte. Suena un poco sombrío, pero vamos a ponerle un toque divertido: ¿Harían filas interminables en las oficinas del destino para elegir una fecha simbólica? ¿Harías coincidir tu última fecha con el último concierto de tu banda favorita o con el estreno de esa película que llevas años esperando?
El Impacto en el Día a Día
Decidir cuándo morir tendría implicaciones gigantescas en cómo vivimos nuestras vidas diarias. Para empezar, las listas de «cosas por hacer antes de morir» se volverían un elemento estándar en las reuniones familiares. Ya no hablarías solo de matrimonios y graduaciones, sino también de tus planes finales. Imagina las conversaciones: «Así que te vas el mes que viene… ¿Cuál es tu plan para tu despedida? ¡Nos vemos el viernes en tu fiesta de ‘hasta luego’!»
Pero más allá del humor, esta capacidad de elección podría llevar a algunos a vivir sus vidas con más intensidad y profundamente. Imagínate sabiendo exactamente cuánto tiempo tienes para lograr tus sueños, eso te pondría en acción mucho más que cualquier aplicación de productividad. Claro, algunos podrían usar esto como excusa para procrastinar aún más, pero ¡ah, todo tiene su lado B!
Matrimonios, Negocios y… ¿Testamentos?
Ahora, piensa en el amor eterno… o no tan eterno. Si supieras exactamente cuándo te vas a ir, los votos matrimoniales serían ligeramente distintos: «Hasta que la muerte elegida nos separe». Los acuerdos prenupciales incluirían cláusulas como «En caso de muerte por elección…» y las personas manejarían sus financias con una precisión asombrosa, sabiendo que el tiempo realmente sí es oro, literalmente.
La Visión Filosófica
En el lado más filosófico, surge la pregunta: ¿cómo afectaría esto a nuestra percepción del valor de la vida? Conocer la fecha de tu muerte podría dar lugar a una apreciación más profunda de la vida cotidiana. Cada café, cada rayo de sol, cada carcajada se podría valorar más, pero también podría generar debates existenciales sobre el significado de la vida y la muerte.
En el lado opuesto, imagina que eliges aplazar tu fecha de muerte indefinidamente. Eso elevaría la crisis de la mediana edad a otra categoría, tal vez llamada «crisis de… ¿inmortalidad?!» Esto daría un nuevo significado al término «eternamente joven».
El Final del Viaje
Optar por el instante final de nuestras vidas, aunque sea un pensamiento fascinante, también viene con sus propias complejidades éticas y morales. De cualquier manera, esta idea nos lleva a reflexionar sobre cómo decidimos vivir cada día, sabiendo que los tiempos difíciles y las maravillas inesperadas son lo que hacen de la vida, la vida.
Así que si te has divertido un poco imaginando este escenario, por favor, comparte tus pensamientos y comentarios en la sección de abajo. ¡Estamos deseando saber cómo imaginan ustedes este hipotético botón de control del destino!