Imagínate por un segundo que tienes una capacidad sobrehumana: ¡puedes almacenar energía en tu cuerpo! Suena sacado de una película de ciencia ficción, ¿verdad? Pero piénsalo un momento. Estamos en un mundo donde las baterías de nuestros dispositivos se agotan al tercer video de gatitos del día, así que la idea de convertirnos en pilas humanas podría ser, al menos, interesante.
La génesis de un superpoder: Energía a lo humano
Para no hundirnos en un lodazal científico, vamos a decir que un científico loco y algo excéntrico, tal vez influenciado por su amor a las películas de superhéroes, ha desarrollado una tecnología que nos permite almacenar energía eléctrica directamente en nuestro organismo. ¿Cómo? Bueno, digamos que se basan en las mejoras de carga rápida de los celulares y las aplican al cuerpo humano. Y voilà, nos convertimos en pequeñas (o grandes) pilas humanas.
Ahora, te preguntarás, ¿qué significa esto para nuestra vida diaria? Y lo más importante, ¿cómo afectaría esto nuestro mundo? Bien, hablemos primero de cómo podría mejorar (o enloquecer) nuestras rutinas diarias.
Recarga tu vida: Las mañanas nunca volverán a ser iguales
Olvídate del café matutino. Con solo un toque en tu muñeca, una interface (por supuesto, super futurística y llena de luces LED) te permite «descargar» energía directamente. ¿Baja de energía en mitad del día? No hay problema, dale un toque y estarás más despierto que un búho con insomnio. La productividad se dispara, y de repente, el baile de la impresora ya no es tu único cardio en la oficina.
Pero espera, tener el equivalente a una batería de celular en el cuerpo no es todo energía. ¿Y los peligros? Digamos que olvidaste desconectarte por la noche… podrías despertar convertido en un glowstick humano en el mejor de los casos, o en el peor, como si hubieras absorbido un festival de luces navideñas directamente en tu piel.
Podrías compartir tu energía… ¡literalmente!
Este superpoder no solo cambiaría tu vida, también la de tus amigos y familia. Se acabaron los días en los que pedías un cargador prestado. Ahora, puedes prestar un poco de tu propia energía. ¿Tu amigo olvidó su cargador de coche para ese road trip? Apenas un toque en su hombro y voilá, problema solucionado (sin embargo, puedes empezar a poner precio a este «servicio»).
¿Salvar el planeta o dominarnos a nosotros mismos?
Ahora, piensa en términos globales: una humanidad que almacena energía por sí misma podría liderar una revolución energética. Podríamos ahorrar recursos, disminuir la dependencia de combustibles fósiles y darle un respiro al planeta. Sin embargo, y aquí viene el giro, imagina un mundo donde todo es energía… incluida la corrupción. ¿De alguna manera suena sospechosamente familiar y distópico, no? Un mercado negro de humanos-batería podría surgir, donde los verdaderos hackers ya no van por tus datos, sino por tus voltios.
Los ricos y poderosos acapararían técnicas para «almacenamiento de batería premium», dejándonos a los de a pie con versiones limitadas: piensa en la diferencia entre un móvil de gama alta y uno de gama media. Sin embargo, también puede surgir una contracultura de personas que rechacen cargar energía, abogando por vivir «naturalmente», tal vez formando comunidades Amish del siglo XXI, con la diferencia de tener habilidades para liberar una descarga de alto voltaje si es necesario.
Así que, la próxima vez que te quejes sobre la batería de tu móvil, recuerda que tener esa capacidad en tu cuerpo traería tanto sus aventajadas como sus peculiares desafíos. En definitiva, este peculiar superpoder podría cambiar nuestra vida en formas que no aún no podemos ni empezar a imaginar, porque ser una batería humana no solo necesita mantenernos cargados, sino también bien aterrizados.
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