Imagina despertar un día con la increíble habilidad de cambiar la edad con la que te presentas al mundo. ¿Te sientes nostálgico recordando las barbacoas familiares de tu infancia? ¡Boom! De repente, eres un niño de ocho años, con un horizonte de verano interminable por delante. ¿Tienes una entrevista de trabajo importante y te vendría bien un look un poco más maduro? ¡Voila! Ahora eres un sabio de 60 años con una canosa barba que inspira confianza. En serio, hay muchísimo que considerar aquí, tanto divertido como alucinante.
El lado divertido de jugar con el tiempo
Para empezar, al cambiar de edad tienes la oportunidad de escapar de las responsabilidades por un tiempo. Digamos que tienes un montón de facturas por pagar. Conviértete en un adolescente de 16 años y de repente esos problemas son cosa del futuro. Claro que tal vez ahora alguien te pida que saques la basura… es el equilibrio natural del universo, supongo.
Y pensemos en las celebraciones. ¿No sería genial ser un adulto en las fiestas de Halloween y no ser mirado de reojo cuando te emocionas con cada golosina? Mejor aún, ¿festejar tu cumpleaños cada semana cambiando de edad para que siempre sea una verdadera sorpresa? ¡Regalos sin parar!
Pero no todo son arcoíris y unicornios
Ahora, no podemos dejarnos llevar por lo mágico sin considerar las complicaciones prácticas. La sociedad se basa en ciertas normas establecidas, y cambiar de edad cada vez que te apetezca podría desarmar esos fundamentos. Hay leyes sobre cuánto tiempo tienes que esperar para conducir, votar o retirarte, ¿cómo funcionaría eso en un mundo de edades cambiantes?
La confusión en las relaciones
Pensemos en tus relaciones. Cambiar la edad de un día para otro podría crear un conflicto entre amigos y familiares. Hoy tienes 30 y mañana, ¿solo 5? Podría convertirse en una experiencia confusa para todos. ¿Cómo mantienes una amistad sincera si esta vez eres el adulto de confianza y al día siguiente quieres ser el protegido?
Desventajas económicas
No podemos ignorar cómo esto afectaría la economía. ¿Te cambiarías a una edad jubilatoria para recibir un cheque del seguro social antes de tiempo y después volver a ser joven, trabajando solo cuando lo decides? Claro, suena increíble, pero de alguna manera me parece que el sistema colapsaría. Los recursos deberían ser ilimitados y, lamentablemente, no hemos averiguado cómo hacer que ese sueño se convierta en realidad. Aún.
El nuevo concepto de identidad
Finalmente, está el aspecto de la identidad personal. La edad es una parte importante de cómo nos vemos a nosotros mismos y de cómo los demás nos ven. Tener el control para cambiar eso podría hacernos cuestionar lo que realmente significa crecer, envejecer y aprender de la vida. Si siempre puedes retroceder a un momento anterior, ¿aprendes realmente las lecciones que vienen con el tiempo?
Así que, aunque la idea de poder cambiar de edad a voluntad es fascinante y definitivamente tiene sus ventajas, también veríamos surgir una serie de desafíos que vale la pena considerar. Como todas las grandes ideas, necesitaríamos un poco de magia y una tonelada de planeamiento logístico.
¿Y tú qué piensas? ¿Te gustaría tener el poder de cambiar tu edad como si fuera un disfraz? ¡Déjanos tus ideas en los comentarios y no olvides compartir con el amigo que siempre dice que quiere tener 20 otra vez!
