¿Qué pasaría si pudiéramos hablar con versiones futuras de nosotros mismos?

¿Qué pasaría si pudiéramos hablar con versiones futuras de nosotros mismos?

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Imagina por un momento que te vas a dormir, y al abrir los ojos al día siguiente, encuentras una carta en tu mesa de noche firmada por… tú mismo, pero no tú como ahora, sino **tú dentro de 30 años**. ¡¿Qué?! Sí, sí, resulta que la pandemia de tostadas caídas del lado de la mantequilla desata accidentalmente un fenómeno cuántico que nos permite comunicar con nuestras versiones futuras. ¿Te imaginas las posibilidades?

¿Una charla cuántica con tu yo del futuro?

Comencemos por entender por qué tu yo del futuro podría estar interesado en escribirte. Bueno, ¡es obvio! Quiere avisarte para que no metas la pata con esa idea absurda que te ronda la cabeza, y que él mismo intentó hace años: abrir una tienda de hamacas espaciales. Lo que no sabía es que para ese entonces aún no se ha inventado el antigravedad para uso casero. O quizás te deja pistas sobre cuál es la mejor inversión para evitar que acabes viviendo en un sótano lleno de gatos. Sea como sea, **tu yo futuro tiene información VIP para ti**.

Lo que aprenderías…

Desde pequeños siempre deseamos conocer nuestro destino, así que imagina poder preguntar sobre detalles jugosos como: “¿Finalmente publiqué esa novela de zombis en el Renacimiento?” o “¿Llegué a adoptar el perrito arcoíris que tanto deseaba?”. La vida podría ser mucho más fácil si esos “tús” pudiesen contarnos un poquito sobre lo que nos espera.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Este contacto futuro viene con advertencias. No todo lo que podrías enterarte será el paraíso. **¿Podrías enfrentar las malas noticias?** Porque ten por seguro que tu yo futuro enfrentó retos y, aunque no quieras, algunas caídas también son parte del paquete del conocimiento a futuro.

El efecto mariposa entre tu yo presente y futuro

Ahora, antes de que empieces a pensar que esta comunicación es la solución a todo, pongámonos serios (pero solo un poco, ¿vale?). El simple hecho de conocer detalles de lo que se viene puede cambiar el presente de maneras que ni tú te imaginas, en plan película de ciencia ficción. Vamos, **el efecto mariposa en toda regla**: decides ponerte en forma tras la sugerencia de tu yo futuro, pero a cambio, nunca descubres por casualidad esa comunidad de gamers que se convierte en tu segundo hogar durante las noches insomnes.

¿Decisiones alteradas?

Y entonces llegamos al coralito de los dilemas éticos: ¿Qué tanto deberías cambiar en tu vida presente después de recibir un consejo del futuro? ¿Se trata, acaso, de hacer exactamente lo que le pides a la máquina del tiempo o hay espacio para la sorpresa y el error? Puede que tu yo futuro te diga que serás feliz de astronauta, pero a lo mejor decides que el alpinismo es tu pasión, y eso marque la auténtica diferencia en tu historia.

El divertimento de todo esto es imaginar **las mil y una maneras** en que jugarías con la idea de tener acceso a información valiosa antes de que las cosas sucedan. Es un ejercicio mental que mezcla la anticipación con las infinitas posibilidades.

¿Te atreves a imaginar?

Al final del día, es intrigante pensar que ese tipo de comunicación, por más fantástica que parezca, pueda abrumarnos tanto como emocionarnos. Así que, ¿por qué no dejar un poco de espacio a la magia y lo desconocido en nuestras vidas? Intentemos disfrutar del misterio que aporta el presente y, quizás, reservemos esas charlas cósmicas para nuestras noches de insomnio.

Ahora dime, ¿qué harías tú si pudieras hablar con tu yo del futuro? ¡Dale a los comentarios y comparte este post con tus amigos para que podamos pensar juntos en todas las locuras que podríamos desatar!


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