Imagínate un día cualquiera cuando estás caminando por la calle y te encuentras un misterioso agujero en el suelo. Curioso como eres, decides que sería divertido lanzarte al vacío y, sin más, iniciar un viaje hacia el mismísimo centro de nuestro planeta. ¿Qué podría salir mal, cierto? Pues bastante. Pero antes de entrar en pánico imaginando lo que podría pasarte en el interior de la Tierra, permíteme contarte qué maravillas (y monstruos) podrías encontrar en tu camino.
¡Empecemos el descenso!
Primero, abramos el manual de instrucciones de nuestro fantástico viaje al centro de la Tierra. Para comenzar, debemos perforar a través de la corteza terrestre, que es básicamente la parte que conoces y en la que vive toda la población mundial. La corteza tiene un grosor variable, desde unos 5 kilómetros bajo los océanos hasta más de 70 kilómetros en las montañas más altas. Así que primero tendríamos que llevar un casco (por si acaso) antes de ponernos a cavar.
A través del manto
Una vez que superamos esta barrera crustácea, llegamos al manto, una vasta capa que representa aproximadamente el 84% del volumen de la Tierra. Imagina un mar de rocas viscosas moviéndose lentamente. Aquí, no te preocupes por las quemaduras de sol, porque la temperatura sube hasta los 4000 grados Celsius. Es como vivir un eterno verano en Mordor.
El ardiente núcleo
Si consigues descender más allá del manto sin convertirte en un asado humano, tu próxima parada es el núcleo externo. Este es un océano abrasador de hierro y níquel fundidos, donde las temperaturas alcanzan hasta los 6000 grados Celsius. ¿Te acuerdas de la historia de Icarus volando cerca del sol? Bueno, esto haría que Icarus pareciera un pajarito en invierno. ¡Pero vamos, ya estamos aquí para explorar!
El misterioso núcleo interno
Y, finalmente, llegamos al centro de la Tierra, el núcleo interno. Aunque parezca imposible, aquí es incluso más caliente que en el núcleo externo. Este núcleo interno es como una bola de hierro sólido, comprimido por la presión tremenda de las capas superiores. ¿Te sientes como Superman resistiendo el calor y la presión o más bien un pop corn a punto de explotar?
¿De verdad es posible este viaje?
Para ser francos, viajar al centro de la Tierra es algo que por ahora solo podemos soñar, gracias a la ciencia ficción o a un descuido de nuestra imaginación. La ciencia y la tecnología actuales nos limitan bastante, y la idea de navegar a través de rock y lava a temperaturas extremas sigue siendo más materia de películas que de realidad. Aun así, ¿no es divertido imaginar las posibilidades y aventuras que nos aguardarían bajo nuestros pies?
Si estás interesado en otras aventuras subterráneas, la exploración de cuevas podría ser una opción realista. Mucho menos emocionante sobre el papel, pero al menos no incluye riesgos como derretirte en un charco fundido.
¿Te animas a continuar explorando y leyendo sobre más aventuras alocadas? ¿Qué otras ideas científicas descabelladas quieres que discutamos? ¡Déjanos un comentario con tus pensamientos y comparte este post con tus amigos curiosos! Tal vez juntos, algún día, ¡lleguemos al centro de la Tierra (mentalmente)!