Imagina que estás en un día cualquiera donde la cosa más emocionante que te ha pasado es descubrir que el pan de molde estaba en oferta. Y de repente, se te viene a la mente, casi sin quererlo, la pregunta que ha rondado las mentes más brillantes (y curiosas) durante años: ¿y si todo esto fuera una simulación? Sí, así de repente, y cuando estabas a punto de decidir si untar el pan con mantequilla o mermelada. Pero, ¿qué pasaría si realmente estuviéramos en un juego cósmico?
¿Cómo comenzó esta idea de la simulación?
La teoría de que vivimos dentro de una simulación no es solo el argumento de una película de ciencia ficción muy famosa, sino también una hipótesis promovida por algunos filósofos y científicos respetables. Nick Bostrom, un filósofo de la Universidad de Oxford, planteó la posibilidad al presentar el argumento de la simulación. La premisa básica es que, si las civilizaciones avanzadas llegasen a tener computadoras súper poderosas, podrían crear simulaciones detalladas y realistas de sus antepasados. ¿Por qué no seríamos nosotros una de esas simulaciones? Sí, lo sé, es un giro mental mayúsculo, pero quédate conmigo.
¿Cómo sería vivir en una simulación?
¡Aquí viene lo divertido! Si viviéramos en una simulación, podríamos tener superpoderes… o no. Imagina poder volar o hacer aparecer una pizza con solo chasquear los dedos. Sería genial, o en realidad, probablemente solo podríamos sentir mariposas que no existen solo porque alguien olvidó programarlas. Además, las leyes de la física tal como las conocemos podrían ser diferentes. Tal vez la gravedad es solo un invento para mantenernos leyendo este post en vez de volar por el aire.
La realidad podría reiniciarse
Todo se pone más loco cuando piensas que aquellos manejando la simulación podrían decidir en cualquier momento reiniciar el sistema. Un domingo cualquiera, mientras aún estás en pijama, el simulador podría hacer un «reset» y comenzar de nuevo. Eso sí, ¿quién te dice que ese déjà vu que sientes a veces no es un pequeño fallo en el sistema?
¿Cómo reaccionar ante la posibilidad de una simulación?
Ahora, antes de que decidas dejar de pagar la mensualidad del gimnasio porque técnicamente no importa, respira hondo. Si realmente somos parte de una simulación, las reglas que conocemos, nuestros sentimientos, y nuestras emociones son tan reales como decidamos creer. El sentido de la vida no cambiaría en nada, tan solo nos haría cuestionar más sobre el propósito y la forma en que queremos vivir nuestra versión de «The Sims».
Además, si estuviéramos en una simulación, eso haría del mundo un gigantesco videojuego con unos gráficos increíbles, y nosotros seríamos los protagonistas. Eso suena bastante guay, ¿no?
Conclusión
La idea de vivir en una simulación es fascinante y confusa al mismo tiempo, pero nos invita a reflexionar sobre nuestra percepción de la realidad. Y mira, aunque es improbable que vayamos a recibir confirmación de los administradores de esta hipotética simulación (¡saludos, si estáis ahí!), vivir el momento y disfrutar de la vida, simulada o no, es lo que realmente cuenta.
Así que, sea como sea, sigue untando ese pan con alegría, ¡lo que importan son tus experiencias aquí y ahora! Si este post te ha hecho sonreír o incluso cuestionarte un poco la realidad, ¿por qué no compartirlo y dejar tu opinión en los comentarios? ¡Déjamelo en el buzón de ideas y sigamos explorando juntos! 🚀